Los días 21 y 22 de enero nos hemos encontrado en Cájar 19 profesores de los Colegios de las Hijas del Patrocinio y 5 religiosas para vivir el primer retiro espiritual dirigido a Laicos. El Padre que nos acompañaba fue Salvador León, sacerdote claretiano, conocido por las hermanas por haberlas acompañado en distintos momentos.

El tema central del retiro era un poco tomarnos el pulso y ver la necesidad de retirarnos para poder abrir espacio y descubrir lo que tenemos y como estamos.  Durante todos los espacios de reflexión y charla, el sacerdote nos fue haciendo hincapié que teníamos que dosificar y quedarnos con aquello que fuese calando en nosotros, una, dos, tres ideas que al terminar el retiro pudiéramos llevar a casa y seguir trabajando.  Ha  sido un tiempo precioso para activar muchos verbos en primera persona,  para saber conjurar los verbos en  gerundio y sentirnos llamados a la acción.

Al principio se podía sentir en el aire y en las formas que muchos de los que estaban allí, no sabían muy bien a dónde y a qué habían venido, luego cuando comenzamos a compartir, varios contaron como anécdota que en un primer momento pensaron: ¿qué hago aquí?, ¿qué haré con tanto tiempo libre?, ¿por qué no me traje trabajo?, ¿por qué no me traje el ordenador?,  pero las preguntas que el padre iba haciéndonos a lo largo de su intervención y que muchos fuimos escribiendo nos permitió ir metiéndonos poco a poco en el tema y entender que de ahí teníamos que salir diferentes, fortalecidos, un poquito más esperanzados.

Queda en nosotros la resonancia de vivir en profundidad el evangelio de Mt 6,6 en donde se nos invita a entrar, ser capaces de cerrar y en lo secreto orar.

 

También nos quedamos con la invitación de tratar de controlar en nosotros las 2R. La de los ruidos, voces que internamente lanzamos a nuestro cerebro y a nuestro corazón y que no nos permiten avanzar o vivir según la Gracia y los ritmos frenéticos que no nos dejan disfrutar de lo pequeño, de lo sencillo, de lo cotidiano.

La invitación a entender que la vida es ahora, y que no por el mucho hacer viviremos más profundamente.

 

Queda en nosotros la llamada a seguir regalándonos espacios como este, a seguir haciéndonos preguntas claras y profundas en la soledad, a entrar en los secretos de nosotros mismos para escuchar a ese Padre que habla cada día y en cada cosa.

Agradecemos a la Congregación la posibilidad de vivir este espacio y animamos a todos los profesores de los colegios a tratar el próximo año de cancelar sus proyectos y atreverse a vivir esta experiencia.