Hoy nuestro colegio amanece triste con tu ausencia…

¡Descansa en paz, hermana! ¡Gracias por tu vida de oración, trabajo y servicio en la sencillez del día a día! ¡Llévale a Ntro. Señor el “recado” de todo el bien que soñamos para el mundo y su Iglesia a través de nuestra congregación!

El cielo se viste de alegría con su canto de fidelidad.

Que el Señor, que tanto te amó y te cuidó te acoja en la Paz que no tiene fin.

Te quedas en nuestra memoria y recuerdo.

¡Sigue velando por todas!